domingo, 20 de mayo de 2012

Nueva o vieja ciudadanía

No ha habido estructura de poder, por simple y débil que fuera, que no se haya preocupado de adoctrinar a sus alumnos. Desde las sociedades más primitivas hasta la actualidad, todas han querido dejar una impronta en las mentes esponja de sus descendientes. Pareciera como si la continuidad de los que mandan descansara en la educación doctrinaria de los llamados a sucederles.
La polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía, aprobada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, donde se enseñaban “valores” (que cada uno interprete las comillas como guste) tales como la lucha contra la homofobia, la desigualdad de género o los conflictos por la lucha de clase, darán paso a otra nueva materia. Ahora parece que tomará el nombre de Educación Cívica y Constitucional y los aventajados estudiantes de la España mejor preparada de la historia, podrán evaluar con sus profesores lo que es el “nacionalismo excluyente”, el respeto a la “propiedad privada e intelectual” o las referencias al terrorismo. Visto lo visto, tampoco hay que sorprenderse mucho de esos manuales tipo “Así quiero ser” publicado recién acabada una guerra en la que nos desangramos entre nosotros. No son equiparables, pero sí comparables. ¿Por qué no dejan que cada familia eduque a sus hijos como crea más conveniente? La mejor educación para la ciudadanía es la que no debiera existir por innecesaria. ¿Utopía? No, libertad.


Los manuales de la dictadura no son equiparables, pero sí comparables


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