El paso de las Termópilas, o canalillo |
El canalillo es el conspicuo buzón delantero
de las mujeres donde se depositan las miradas frívolas o rijosas, dependiendo de
la edad del observador avezado o travieso.
Un okupa
es un hijo de papá y mamá que sabe que ni tendrá que quedarse a vivir de por
vida en esa vivienda sin luz ni agua y que ambos dos –de izquierdas o de
derechas, eso es indiferente-, tienen dinero de sobra para sacarlo de apuros por
si se presentan los maderos de azul con malas intenciones, como volver a poner
las cosas en su sitio.
La página de internet donde cada cual que tenga
ordenador y tarifa plana de ADSL en su casa escribe para su ego, propaganda o
publicidad, dependiendo de los casos o ganas de presumir de lo mucho que sabe y
entiende, se llama blog; (algunos
tan interesantes como las mil y pico fotos que te tuviste que tragar de las
pasadas vacaciones en crucero por el Mediterráneo de tus amables vecinos con sus
dos niños del cuarto b). ¡Ah, se me olvidaba!, el que maneja el cotarro recibe
el prístino nombre de bloguero.
(Como bloguero y yo, de Guan Ramón Giménez).
Los gayumbos son los nuevos calzoncillos de los
señores rancios, a los que no les gustan los slips, porque suenan muy mal en la
lengua de Cervantes y además aprietan demasiado en las gónadas de
abajo.
Para todos aquellos extravagantes indefinibles se ha
inventado la palabra friki, que
con los tiempos que corren ya no sabemos si es un insulto o un halago.
Emplatar es el arte
de servir la comida en el restaurante, como siempre, pero hecho con el mismo
arte y mimo con el que te van a crujir los euros de la visa al final cuando
aparezca la dolorosa.
El USB es
ese cable de los ordenadores que vale para muchas cosas y cuyo significado de
sus siglas nos importa tanto como el del adjetivo UHT que va con la leche, es
decir, nada.
Sociata, cenetero, ugetero o pepero, los que amparados en una pretendida
ideología viven casi siempre a costa del contribuyente, que los alimenta y les
da de comer todos los meses, colocándolos en algún puesto de esa administración
tan sencilla y simple que disfrutamos los españoles. No se preocupen, que no
están todos los que son (faltan los de IU, los de ce, ce, o, o y tantos y tantos
nacionalistas).
El euscaldún o euskaldún es el vasco de toda la vida que
habla el vasco de toda la
vida. Para el que no conozca la lengua agro-familiar con más
variables, tantas como valles existen allí, imagínense que el diablo bajara a la
tierra y como castigo le dan a elegir expresarse en esta o en el
azerbaiyano.
El culamen
son las nalgas, preferentemente de señora. Toda una patada de los doctos
académicos de la Real de la Lengua en el mismo a las nazifeministas de, los
compañeros y las compañeras.
Camp. Sin ese. No
es una broma de mal gusto. Pero no me digan que han hecho un traje a la medida
para definir al que “recrea con desenfado formas estéticas pasadas de moda”. La
Casa dicta y los hispanohablantes obedecemos. Amén. Habrá segundas partes.
PUBLICADO EN ABC DE SEVILLA EL 26 DE JUNIO DE 2012
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