Jardín modélico de desarrollo sostenible y otras lindeces |
Para los afortunados que habéis podido abandonar la Alcalá
del calor, apenas contaros cuatro cosillas de cómo han ido por aquí las cosas.
No, no os asustéis, todo sigue igual. Nuestro Ayuntamiento, uno de los más
opacos y poco transparentes con el dinero que no es suyo sino de sus
ciudadanos, sigue sin publicar un solo balance de cómo estamos. Es decir, qué
nivel de deuda tenemos y quién va a pagar tamaña cantidad de dinero.
Como si la crisis no fuera con ellos, y así debe ser a tenor
de lo que os voy a relatar, por aquí no se ha visto apenas uno o dos de esos
flamantes concejales electos. Debían estar todos muy ocupados en sus segundas
residencias. Mejor así, al menos dilapidan menos cuando se ausentan. Porque de
eso trata esta columnita, del derroche de este municipio. Uno. No han
transcurrido ni tres meses creo de acabar las obras de la plaza de Cervantes y
ya ha vuelto a estar cortada una quincena para hacer apaños. Dos. Ni una sola
actuación en el Teatro de las Riberas del Guadaíra y de Los Grandes Expresos
Europeos, pero no veáis la iluminación que gasta eso por las noches para que nadie
diga que somos pobres; ni Las Vegas con todos sus casinos. Otra forma de tirar
el dinero. Tres. Durante esta temporada se puede apreciar en toda su cruda
realidad cómo se desperdicia el agua y el trabajo de decenas de jardineros para
regar, cortar y podar un césped que siempre está seco. (Eso sí, las palmeras
siguen sin tratarse y el picudo rojo se las merienda a paso de oca alemana,
vean si no las de la entrada vieja de Alcalá).
Sí, son tres anécdotas en el cómputo global que para muchos
no tienen importancia. Pero son tres granos más que añadir al granero del
despropósito de este consistorio, que todos los años nos sube un diez por
ciento (sí, sí, un 10 %) los IBI para que le tapemos esa deuda monstruosa
producto de la mala gestión. Luego, todo ufano e inocente, nos manda una
convocatoria para crear mediante concurso público, un “centro para la interpretación
del turismo sostenible”. ¡Vamos anda!
Las obras de nunca acabar |
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