lunes, 19 de noviembre de 2012

Ius solis, ius sanguinis, ius habitationi

Ahora, ¡a por los chinos y los rusos! Tú me compras y yo
te hago ciudadano español



Sí, sí, es un proyecto para reactivar el mercado inmobiliario. Como ya no saben qué hacer para sacarse de en medio los pisos, a algún lumbreras se le ha ocurrido poder conceder el permiso de residencia a los que compren una vivienda en España. Pero no se crean que cualquiera, no, no. Al menos de 160.000 euros. Esto iría dirigido, según las previsiones del Ejecutivo de Rajoy, al mercado ruso y chino, verdaderos futuros clientes (de las costas españolas). De los primeros, nada que objetar, sólo hay que ver el perfil de los que ya tenemos pululando por el sur de España, que vienen con los maletines llenos y pagan en efectivo por los chaletazos y las promociones semi embargadas. De los segundos, el futuro es suyo. Si usted tiene un puesto de pipas, trabaja 18 horas al día, 360 días al año y no paga casa porque duerme entre cáscaras de frutos de girasoles, se forra. Y después de X años del Dragón le alcanza para un permisito en España. Palabra de mandarín.

Cualquiera podrá esgrimir que es sólo (perdonen que no haga ni caso a RAE informa y lo acentúe) un permiso para residir legalmente aquí. Como la nacionalidad se obtiene por derecho de sangre, o bien por haber nacido en un territorio determinado o bien por llevar muchos años viviendo en el mismo sitio, como es este caso, nadie se extrañaría que acabaran pidiendo derecho a pasaporte. Por tanto, ¿quién no le asegura que el ser pisopropietario no les convierte a la larga en ciudadanos españoles y europeos con todos sus derechos? (Deberes poquitos, en todo caso, los justos).

Aunque si de verdad quieren rizar el rizo del absurdo, lo que pega ahora es que si esto se lleva a cabo, cada autonomía pudiera elegir el mínimo condición sine qua non para darles todos los papeles y poder tributar alegremente en su comunidad. ¿Que no?

Hasta 40 cigüeñas han llegado a anidar en estas grúas

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