sábado, 14 de diciembre de 2013

¿Y qué buscaba el archivero en los desechos de aquellos papeles ardiendo…?

Detalle de un expediente quemado del archivo municipal de Los Palacios

La Asociación Provincial Sevillana de Cronistas e Investigadores Locales (Ascil) entregó ayer sus VI premios de investigación local en la Casa de la Provincia de la Diputación de Sevilla. En esta ocasión los galardonados son el historiador, Juan A. Silva Fernández, la editorial Aconcagua, el Área de Cultura de la Diputación Provincial y Julio Mayo, archivero municipal de Los Palacios por su encomiable labor para recuperar el patrimonio tras el incendio. Por su interés, reproducimos íntegro el discurso que pronunció en el acto:

¿Y qué buscaba el archivero en los desechos de aquellos papeles ardiendo…?, ¿qué buscaba? ¿Por qué se empeñaba en hacer ver que no eran escombros?, ¿por qué tanta lucha, casi contra la razón, para impedir que se certificara la defunción de tantos y tantos actos políticos y cívicos que habían quedado estampados en los documentos que atesoraba el Archivo Municipal?

El archivero soñaba con que Los Palacios y Villafranca mantuviera vigente un gesto, un corazón, un mensaje de Historia para seguir construyendo un mundo más justo, insuflado de un espíritu tan hermanado y solidario, como el que tan acertadamente simboliza el escudo de mi pueblo, en el que dos hombres se dan para siempre la mano. No olvidemos nunca que el acuerdo de los vecinos plasmado en este documento, aunque sea gráfico, representa uno de los principios elementales del nacimiento de nuestra civilización. Y otra vez más, el documento, como el vehículo, como el soporte más fehaciente para diseccionar la realidad.

También buscaba que nuestra sociedad local no tuviese que desandar caminos y logros ya conquistados.

Andrés Alés, encuadernador voluntario, en la nave donde se depositó
provisionalmente el archivo

Con esta idea concentramos nuestros esfuerzos en rescatar a primeras horas de aquel día del incendio, el emblemático Libro Becerro, del siglo XVII, que es una de las piezas más importantes de nuestro patrimonio histórico y documental. Muy pocas horas después también tuvimos acceso a cuatro Libros de Propios y Arbitrios de Villafranca de la Marisma, fechados en el siglo XVIII. Pero con el mismo testón, con la misma raza y con el mismo cariño, mantuvimos la ilusión durante los 6 días en los que se prolongó la evacuación por rescatar hasta el último expediente administrativo que sobrevivió a la devastación del fuego.

Tengo que reconocer, que el archivero terminó encontrando finalmente mucho más… de lo que buscaba.

Éste que hemos vivido, es el ejemplo en el que un pueblo saca lo mejor de sí mismo después de su peor tragedia. Mientras se extendió de inmediato el lamento generalizado de haberse perdido esa Historia entretejida, a diario, por los ciudadanos de pié, aunque luego el historiador pudiese reconstruirla acudiendo a otras fuentes alternativas de información, el archivero no escatimó ningún esfuerzo por resucitar de entre aquel desolador «campo de batalla», todas las voces de la verdad que pudo. En un mundo de mentiras, decir la verdad, es formular un acto revolucionario. Posiblemente es tener que salirse de él por el postigo de la marginalidad. Gracias a la variopinta pluralidad documental y veracidad informativa que custodian los archivos, se enriquece todavía más el desarrollo sociocultural de la Humanidad.

Un detalle del acto de entrega de
los premios
Obligado quedo, por tanto, a transmitir mi mayor agradecimiento…

1) En primer lugar, a la Asociación de Cronistas e Investigadores Locales de Sevilla y su provincia, que representa una apuesta personal por dignificar y poner en valor las Historias locales, todavía no elevada a su verdadera categoría ni por la propia Universidad, donde no constituye ni asignatura obligada en la carrera universitaria.

2) A Salvador Hernández, presentador mío en el día de hoy. Él es el principal manantial documental, bibliográfico y docente que con mayor caudal suministra mi vida de historiador. Maestro en la composición de historias locales.

3) A la Excelentísima Diputación provincial de Sevilla. Es la única institución pública, junto con el Ayuntamiento de Los Palacios, que ha prestado personal técnico y cualificado para sacar adelante el Plan de Rescate de nuestro Archivo Municipal.

4) Al Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca, hoy personificado aquí por… y con su alcalde Juan Manuel Valle, a la cabeza. Representantes del pueblo que me ha hecho como persona. Vecinos que me ha hecho ver con el paso del tiempo la necesidad de mantener vivo y fortalecido su Archivo Municipal. Agradecerte, señor alcalde, todas las iniciativas adoptadas en beneficio del rescate y la numerosa mano de obra prestada por todos los operarios y empleados municipales que vienen ayudando desde que ocurrió el incendio. Te agradezco públicamente el apoyo y la confianza depositada en mí. 


Voluntarios haciendo tareas de limpieza

5) Y a los voluntarios. Desde el primer momento entendieron que se encontraba en alto riesgo la alteración de las señas de identidad de nuestro municipio. Todas ellas y todos ellos, son los verdaderos artífices de la devolución a la vida de unas expresiones y unos testimonios escritos que conforman el conjunto documental de nuestro archivo. En una sociedad materializada e individualista, no deja de sorprendernos hoy el comportamiento cívico de un grupo de personas que se han distinguido por destapar unos valores tan sobresalientes. Pero lo que sorprende, y a mí el primero, ha sido la capacidad del colectivo para encontrar una serie de soluciones técnicas –con independencia de la formación académica de cada uno– que han resultado fundamentales para ejecutar el Plan de Rescate y Salvamento del material documental siniestrado.

Alguna que otra entidad oficial muestra cierta reticencia a la intervención de personas ajenas al mundo del archivo. En nuestro caso apostamos más por ir instruyendo y entusiasmando a un grupo, preñado de ganas que han prestado un servicio a su pueblo en particular, y al valor universal de la cultura, como principal herramienta para el desarrollo de nuestra sociedad, en general. Un compromiso, vuestro coraje colaboracionista, que adquiere mucho más mérito por la precariedad de medios y recursos con los que hemos tenido que sacar adelante este proyecto.


Todos los voluntarios fueron premiados


Os felicito, porque con vuestra actuación tan ejemplar, habéis creado ya un claro precedente en el modo de gerenciar y administrar este tipo de catástrofes.

La del voluntariado es, por tanto, también una hermosa Historia, pero en este caso de sacrificio, de implicación y de dedicación altruista de querer y amar a su pueblo. ¡Con gente tan buena como las que hay aquí, se levanta un país en un minuto!

6) También quiero agradecer el especial mecenazgo que han prestado las empresas Juvasa y  Restaurante Manolo Mayo por las aportaciones materiales y económicas que nos han reportado.

Me pregunto, ¿se han quedado anticuados los archivos?

Los documentos rescatados suponen una garantía de los actos jurídicos que han venido manteniendo los ciudadanos con el Ayuntamiento. Ante la reducción del fondo documental, no cabe duda de que éstos han terminado ya por adquirir, aún si cabe un mayor valor histórico y antropológico.

Queridos investigadores, cronistas e historiadores, recordemos que para el ejercicio de hacer actual la Historia de siglos, las fuentes de información primaria, los archivos, son ese río caudaloso de agua viva, un fecundísimo semillero, que surte de energía y riqueza intelectual a un pueblo. Después de tantas horas de trabajo, dolor y llanto, podemos poner en la Giralda un cartel que rece: «Ya soleado, no de fuego, sino de memoria plena, vuelve a la vida el Archivo de Los Palacios».

Julio Mayo recibe el premio en la Casa de la Provincia

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