Yo, señor alcalde, le hago la encuesta de los 50.000 euros
que nos quería colar a mayor gloria del senador, AMSG, gratis. Basta que ojee
esta columna, que me consta que la tiene como lectura obligatoria en su mesita
de noche cada vez que sale el único periódico de Alcalá, hecho en Alcalá por
alcalareños y sin subvenciones.
Pregunte qué pensamos de su famoso tranvía que nos ha
costado 22 millones de euros y de los que aún no hemos pagado ni un céntimo.
Pregunte a los vecinos del Instituto cuál es su opinión de
las obras y lo contentos que están cada vez que tienen que aparcar sus coches
sin plazas para un tranvía fantasma que no existe.
Pregunte a los comerciantes del centro por su plan de
peatonalizar el centro y dividir Alcalá en dos partes sin comunicación alguna
por no dejar un carril de paso, sin posibilidad de aparcar, en la Plazuela.
Pregunte a los del Instituto Oromana por esas obras
pendientes y postergadas ad infinitum.
Pregunte a los ciudadanos qué les ha parecido la subida
brutal del IBI en los últimos 10 años y su forma de enmascararlo cobrándonos
dos veces al año.
Pregunte a los de la barriada del Castillo cuando les vende
la moto del plan Urban que va a crear una especie de Albaicín granadino y es
incapaz de acabar con el vertedero de basuras que da al río.
Pregunte a la oposición si ha cambiado algo sus formas
autoritarias una vez perdida la mayoría absoluta por asqueo y aburrimiento de
sus propios concejales.
Pregunte a los militantes de su partido, los que ni comen de
su mano ni viven de él, qué imagen tienen del regidor de Alcalá.
Pregunte a las familias de los pequeños y medianos
empresarios a los que no les paga las deudas contraídas con ellos porque su
política de derroche ha acabado con la liquidez del Ayuntamiento.
Pregunte por su política de transparencia informativa, donde
nuestro Consistorio está en las últimas posiciones, entre los más opacos de
España.
Pregunte a los trabajadores de Arca, a los eventuales del
Ayuntamiento, a los que no saben nada de su futuro porque usted ha creado una
magnífica incertidumbre.
Pregunte, pregunte, pregunte incluso qué nos parece pagarle
de nuestro bolsillo, ahora que no hay dinero ni para pipas, 50.000 euros por su
favorecedora encuesta.
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