Una casa vieja abandonada un año se deteriora como si
hubieran pasado cinco. Si la dejamos de la mano de Dios ese mismo período las
pérdidas se multiplicarán por tres, y así progresivamente. El estado actual del
antiguo cuartel de la
Guardia Civil , nuestra joya arquitectónica talaverana, es un
fracaso sin paliativos. Podía haber tenido decenas de usos que justificaran una
intervención a tiempo, desde sede de los nuevos juzgados a hotel de categoría
pasando por biblioteca pública. Pero ninguno de ellos se ajustaron al gusto o
intereses -vaya usted a saber-, del senador que tuvo la mayoría absoluta como
alcalde durante todo el tiempo que ha durado el proceso de ruina y por
consiguiente también la responsabilidad absoluta de cómo se encuentra en la
actualidad.
Este periódico denunció mediante unas fotografías que
servidor mandó el robo de las barandas de hierro del interior así como de otros
elementos. En la
antigua Comisaría entran y salen como Pepito por su casa no
sólo las ratas sino también los “ratones” que se comen todos los “quesos” que
al peso obtengan beneficio en las fábricas de transformación de metales, vulgo
chatarrerías. Si no se han llevado ya los cierros y rejas de la fachada es
porque aún no gozan de la impunidad suficiente como para perpetuar a la vista
de todos el choriceo.
¿Alguna actuación del alcalde? ¿Alguna propuesta razonable
para evitar la ruina y el desplome total aparte de ponerle unas vigas de cincho
antes de que se caiga a los viandantes? Sí, una partidita de 60.000 euros. Otro
parche al que nos tiene acostumbrado este gestor socialista de postín, que se
traducirá en media docena de puntales y una manita de pintura para enmascarar
otra temporada más el hundimiento definitivo. Si lo que quiere Limones es hacer
honor a la plaza del Derribo con otro derribo más, que lo haga, pero que no nos
tome por tontos.
PUBLICADO EN LA VOZ DE ALCALÁ EL 15 DE JULIO DE 2014
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